Ambos Paf y PET son polímeros termoplásticos, lo que significa que ambos pueden derretirse y remoderse durante el reciclaje, lo que les da cierto grado de compatibilidad en los sistemas de reciclaje. Sin embargo, PET tiene un proceso de reciclaje establecido y optimizado debido a su uso generalizado, especialmente en la industria de las bebidas. PEF, siendo un material más nuevo, presenta algunas diferencias en su composición química, particularmente su estructura a base de furano, lo que podría afectar su comportamiento de fusión y viscosidad durante el reciclaje. Estas diferencias pueden requerir ajustes a la maquinaria de reciclaje existente o al desarrollo de nuevas tecnologías para optimizar el reciclaje de PEF.
PET ha sido establecido durante mucho tiempo como uno de los plásticos más reciclados del mundo, con altas tasas de recolección, clasificación y reciclaje, particularmente en los sectores de alimentos y bebidas. PEF, en contraste, es un material relativamente nuevo y, por lo tanto, carece del mismo nivel de infraestructura de reciclaje. Si bien existe un creciente interés en PEF debido a su naturaleza biológica y potencialmente más sostenible, el material aún se encuentra en las primeras etapas de la adopción. A medida que más fabricantes comienzan a usar PEF en el embalaje, y a medida que mejoran las tecnologías de reciclaje para los materiales biológicos, se espera que aumente la tasa de reciclaje para PEF. Sin embargo, el nivel de adopción e integración en los sistemas de reciclaje convencional es actualmente mucho más bajo en comparación con PET.
Uno de los desafíos en el reciclaje de plásticos es la separación precisa de diferentes materiales. PET se encuentra comúnmente en las corrientes de reciclaje y se identifica y se separa fácilmente debido a su uso generalizado. Clasificar PET de otros plásticos es una práctica bien establecida con tecnologías de clasificación avanzadas en el lugar en las instalaciones de reciclaje. En contraste, PEF tiene una estructura química diferente debido a su componente Furan, lo que podría dificultar la distinción de otros plásticos biológicos o plásticos tradicionales basados en petroquímicos. Esto puede conducir a la contaminación en las corrientes de reciclaje a menos que se usen sistemas de clasificación sofisticados. A medida que PEF se utiliza más ampliamente, se necesitarán avances en las tecnologías de clasificación para garantizar que se separe correctamente de otros plásticos, lo que podría aumentar la eficiencia del reciclaje y reducir la contaminación.
Cuando se trata de la calidad del material reciclado, PET es un plástico bien entendido, y sus formas recicladas, como RPET (PET reciclada), pueden usarse para producir nuevas botellas, contenedores e incluso textiles con una pérdida mínima de calidad. Sin embargo, PEF todavía se encuentra en las primeras etapas de comprender cómo se comporta durante el reciclaje, particularmente en términos de mantener sus propiedades después del reciclaje. PEF tiene el potencial de reciclaje de alta calidad, pero el proceso para mantener su integridad molecular aún se está optimizando. Es posible reciclar PEF en nuevos productos de alto rendimiento, pero se requerirá más investigación y desarrollo para garantizar que no pierda propiedades críticas como su resistencia, durabilidad y propiedades de barrera.
Tanto PET como PEF se modifican con varios aditivos, como estabilizadores, plastificantes y colorantes para lograr características de rendimiento específicas. Los procesos de reciclaje de PET están bien desarrollados para manejar aditivos de uso común, y estos materiales no son un obstáculo significativo en la corriente de reciclaje. Por otro lado, PEF podría contener aditivos específicos para su producción, y la composición química de PEF puede requerir un tratamiento más especializado durante el reciclaje. Por ejemplo, ciertos aditivos en PEF podrían interactuar con sus componentes basados en bio, lo que lleva a posibles desafíos para descomponerlo de manera eficiente. Si estos aditivos no se tienen en cuenta adecuadamente, podrían afectar la calidad del material reciclado o interferir con el proceso de reciclaje en sí.
PET ha sido ampliamente utilizado en sistemas de reciclaje de circuito cerrado, particularmente para botellas y contenedores, donde la mascota posterior al consumo se vuelve a convertir en nuevos envases de grado alimenticio. Este proceso es relativamente maduro, con altos niveles de eficiencia y cumplimiento regulatorio, especialmente en los mercados con sistemas de reciclaje bien establecidos. PEF tiene un potencial significativo para el reciclaje de circuito cerrado, pero la infraestructura y las tecnologías para lograr esto a escala aún están en desarrollo. Como plástico a base de bio, PEF podría proporcionar beneficios adicionales en términos de impacto ambiental reducido cuando se recicla en nuevos materiales. Sin embargo, la efectividad del reciclaje de circuito cerrado para PEF sigue siendo un área en desarrollo, y se requerirán más inversiones en estándares de tecnología e industria para que sea una alternativa viable a PET en los sistemas de circuito cerrado.